miércoles, 25 de febrero de 2009

Made in Spain




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Enrique Myro, Leyre Gavela y Jose Antonio Navarro, responsables de Solmeraya

No solo investigadores norteamericanos o japoneses luchan por hacer competitiva la energía solar, también en nuestro país se realizan esfuerzos en investigación, desarrollo e innovación para ofrecer al mercado tecnología fotovoltaica cada vez más asequible y eficiente. Os presentamos hoy un par de casos nacionales de éxito.

Solmeraya S.A. es una empresa almeriense de base tecnológica (EBT) que, en colaboración con la Universidad de Almería, se centra en el diseño y producción de un módulo fotovoltaico de estructura flexible destinado a la producción de energía eléctrica a partir de una de las fuentes más limpias y renovables: la energía solar.

“Este innovador producto es capaz de adaptarse a cualquier superficie sobre la que se disponga, incluso sobre superficies curvas. Asimismo, gracias a su bajo peso, aproximadamente un 90% más ligero que los módulos fotovoltaicos cristalinos rígidos, pueden colocarse en cualquier tipo de cubiertas sin tener que añadir una estructura de soporte”, asegura Enrique Myro, uno de los ingenieros de la empresa.

Entre las características más destacadas de sus paneles se encuentran una mayor resistencia a la alta temperatura y a la suciedad, además de un bajo coste de producción y comercialización. Se trata de unos paneles que parecen especialmente ideados para recubrir balsas de riego -evitando la evaporación- e invernaderos, muy numerosos en la región.

Bastante más al norte, un grupo de investigadores vascos del centro tecnológico Ikerlan-IK4, ha fabricado a escala de laboratorio un panel fotovoltaico con materiales plásticos – denominados polímeros orgánicos- cuya producción se realiza en laboratorios químicos y, por lo tanto, su disponibilidad es prácticamente infinita.

Pero más impactante son, sin lugar a dudas, su apariencia y diseño. Se pueden fabricar de diferentes colores, y consisten en una fina capa de plástico que se puede depositar sobre prácticamente cualquier tipo de superficie, bien sea rígida o flexible.

La versatilidad, la sencillez de los procesos de fabricación y el bajo coste de esta tecnología hacen que los campos de aplicación estén solamente limitados por la imaginación de investigadores y promotores industriales. El sector más beneficiado puede ser precisamente el de la construcción, ya que esta tecnología permite la fabricación de ventanas semitransparentes o cortinas fotovoltaicas que permitan a la vez un cierto paso de luz hacia el interior y en paralelo conviertan parte de la energía solar en electricidad.

Fuente: Ison21

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