sábado, 6 de junio de 2009

Bioplástico



metaplastic

Un reciente estudio predice que la industria del envasado ecológico alcanzará la cifra de 44.000 millones de dólares para 2013. Los bioplásticos serán los responsables de este notable crecimiento económico, principalmente por su estabilidad en los precios y su capacidad de aumento de la producción. La producción de bio-plásticos crecerá considerablemente, en torno al 13%, una buena noticia para la industria actual (que actualmente supone un 1% del mercado total).La explicación de este crecimiento está en la adopción de políticas restrictivas en la utilización de materiales dañinos para el medio ambiente, pero sobre todo, por el empujón que proporcionarán los propios fabricantes de productos envasados. Coca Cola, por ejemplo, una empresa líder en ‘responsabilidad social’, acaba de producir una botella compuesta por un 30% de bioplástico y promete llegar al 100% en muy pocos años. De manera similar, Wal-Mart ya ha empezado a distribuir juguetes y objetos infantiles hechos enteramente con bioplásticos.

¿Por qué bioplásticos? La mayor ventaja está sin duda en su capacidad de degradación natural. Además, el hecho que requiera menor uso de derivados del petróleo y menos energía para su fabricación que los plásticos convencionales, es algo que puede interesar -y mucho- a las empresas.

Los avances que se están realizando en la investigación con bioplásticos son muy prometedores. Una startup salida de Cornell va a fabricar bioplásticos a partir de CO2: producirá envases biodegradables y fijará CO2 (dos pájaros de un tiro). En los buques cargueros oceánicos, cambiar el plástico tradicional por bioplástico capaz de desintegrar mediante hidrólisis permitirá mucho más espacio a medida que los envases se consumen y… haría más felices a los peces. El ejército americano ya está utilizando bioplástico para reducir los desechos en sus campañas militares.

Finalmente, dos empresas japonesas están desarrollando bioplásticos especiales con distintos fines: una está mezclándolos con fibras vegetales para obtener carcasas más resistentes (hace poco os hablamos de este ordenador de bioplástico) y otra está experimentando con materiales resistentes al calor.

Aún quedan algunos problemas por resolver, como el de conseguir que el cultivo de la biomasa utilizada para la fabricación no compita con los alimentos (como ha pasado con el etanol), sin embargo, todo parece indicar que las ventajas son más prometedoras que los invonvenientes.

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